Una ingesta alta de alimentos ricos en los carotenoides luteína y zeaxantina puede reducir en gran proporción el riesgo de degeneración macular senil. Sin embargo, hay indicios que apuntan que altas dosis de beta-carotenos (también carotenoides) podrían aumentar el riesgo de aparición de la misma enfermedad.
Antioxidantes para la salud ocular y degeneración macular
La luteína es un pigmento vegetal que se encuentra en frutas y hortalizas. No la puede producir nuestro organismo sino que sólo la obtenemos a través de la dieta. En la sangre es transportada por lipoproteínas de alta densidad (LDL) y es captada en el ojo, sobre todo por la retina y el cristalino; allí se metaboliza a zeaxantina. La luteína y la zeaxantina se conocen como «pigmentos maculares», que son los que protegen la mácula o parte central de la retina y el cristalino de la acción oxidante de la luz. La dieta puede jugar un papel muy importante en la prevención y el tratamiento de la degeneración macular senil.
La capacidad antioxidante de estas sustancias es la que reduce el daño provocado en el ojo por la luz ultravioleta y por reacciones fotoquímicas.
La concentración de pigmentos maculares en la retina está directamente relacionada con la sensibilidad visual en personas mayores de 64 años, por lo que la densidad de estas sustancias es un indicador útil de la salud ocular. La mácula es la responsable de la visión central y su degeneración impide actividades como leer, ver la televisión o reconocer las caras. La visión periférica, sin embargo, se mantiene inalterada, por lo que las personas que la sufren pueden manejarse sin ayuda para caminar o realizar otras tareas cotidianas. La Sociedad Española de Oftalmología estima que unas 800.000 personas están afectadas por esta enfermedad, que es crónica, progresiva y la causa más importante de pérdida irreversible de la visión después de los 65 años. Según la Sociedad Española de Retina y Vítreo, el 29% de la población de edad superior a 55 años, más de tres millones están en riesgo de padecer esta patología oftalmológica.
La dieta puede jugar un papel muy importante en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Hasta el momento todos los estudios realizados al respecto evidencian que una ingesta dietética alta de luteína y zeaxantina puede proteger contra la degeneración macular senil. También se considera al cinc procedente tanto de la dieta como de suplementos, un agente protector e incluso se ha observado que una ingesta alta de frutas y verduras ricas en beta-carotenos actúa en la misma medida. En nuestra alimentación las fuentes de luteína más comunes son las frutas del bosque (moras, arándanos, frambuesas y fresas silvestres), espinacas, la lechuga, el brócoli, las acelgas y el apio. La zeaxantina por su parte se encuentra en frutas como la naranja o el melocotón y en vegetales como los berros, el maíz o la achicoria.
¿Es necesaria la suplementación con antioxidantes para la salud ocular?
Los diversos estudios experimentales y epidemiológicos que se han divulgado en la literatura científica, sobre la protección y la mejora de la visión producidas con la ingesta de ciertas dosis de antioxidantes, dan lugar al planteamiento de si son necesarios o no los suplementos.
Los investigadores de la University of Sydney y de la University of Newcastle han evidenciado lo que otros científicos apuntaban en estudios anteriores: dosis altas de luteína y zeaxantina en la dieta reducen el riesgo de degeneración macular asociada a la edad. También confirman el papel protector del cinc frente a la misma enfermedad. Pero otra observación reflejada en su estudio, y por el momento no respaldada por datos retrospectivos, es que una ingesta dietética alta de suplementos de beta-carotenos pueden incrementar el riesgo de que aparezca dicha enfermedad.
Los suplementos nutricionales están regulados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, y en nuestro país no están autorizados a superar la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de cada uno de sus componentes. La CDR es la proporción de cada nutriente que una persona sana debe ingerir por término medio diariamente a través de su dieta, para mantener un buen estado de salud. Actualmente no existe ningún suplemento nutricional en España que haya sido aprobado por las autoridades sanitarias para el tratamiento de la degeneración macular.
Los suplementos nutricionales son fuentes concentradas de nutrientes que sólo persiguen complementar la dieta para añadir o elevar el consumo de aquellos que se consideran necesarios para el óptimo funcionamiento de los tejidos, ya sea porque la dieta que realiza la persona los aporta escasamente, o porque se considere que su refuerzo pueda aportar beneficios adicionales. Nunca un suplemento debe utilizarse como tratamiento de base, ni como sustitutivo de éste o de una dieta equilibrada.
ESTUDIOS EN MARCHA
El estudio Age-Related Eye Disease Study (AREDS II), del National Eye Institut, en EE.UU., está trabajando para clarificar si tanto la luteína y la zeaxantina, como los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, pueden añadir una reducción adicional al riesgo de progresión de la enfermedad, ya observada con otros antioxidantes (vitaminas C, E y betacaroteno) más el cinc. También se están testando las dosis más adecuadas que ofrezcan un buen nivel de protección sin riesgos añadidos.
Pero aún quedan muchas incógnitas por desvelar en el empleo de los antioxidantes en la degeneración macular relacionada con la edad, como cuál es la combinación más eficaz de estos nutrientes, en qué dosis se deben emplear, en qué pacientes y qué importancia tiene la carga genética a la hora de prescribir estos suplementos. Por este motivo, la Sociedad Española de Oftalmología recomienda ser cautos con este tema sin menospreciar el posible efecto que estas sustancias puedan ejercer sobre la salud ocular.
Fuente:
www.consumer.es/