Los antioxidantes son unas sustancias existentes en determinados alimentos, que protegen al organismo de la acción de los radicales libres, principales causantes de los procesos de envejecimientos y de algunas otras enfermedades. Ahora bien, es necesario explicar qué son los radicales libres.
Qué son los radicales libres?
Básicamente son moléculas desequilibradas, con átomos que tienen un electrón con capacidad de aparearse, por lo que resultan muy reactivos. Estos radicales recorren el organismo con el fin de captar un electrón de las moléculas estables y lograr su estabilidad electro-química, y con potenciales reacciones en cadenas destructoras de las células. Las reacciones en cadena de los radicales libres son generadas en el organismo innumerables veces cada día. Asimismo, el estrés emocional, la luz ultravioleta y las sustancias tóxicas que se encuentran en la contaminación atmosférica y en el humo del cigarrillo, también generan radicales libres que pueden poner en peligro la salud.
La respiración en presencia de oxígeno resulta esencial en la vida celular del organismo, pero como consecuencia de la misma se producen estos radicales libres que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud por su capacidad de alterar el ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasa. Por ejemplo, cuando una manzana se vuelve marrón después de cortarla, surge en interrogante sobre los efectos dañinos y destructivos de los radicales libres (oxidantes) que habitualmente se encuentran en el medio ambiente. De este modo, la oxidación causa lesiones similares en las células del organismo.
Así, los antioxidantes ayudan a retrasar el proceso de envejecimiento combatiendo la degeneración y muerte de las células que provocan los radicales libres. La incapacidad del cuerpo humano para neutralizarlos, lo obliga a recurrir a aquellos alimentos que contengan propiedades antioxidantes. Durante los últimos años se ha investigado científicamente el papel que juegan los antioxidantes en las enfermedades cardiovasculares, en numerosos tipos de cáncer, en el Sida e incluso en otras enfermedades asociadas directamente con el proceso de envejecimiento, como las cataratas o las alteraciones del sistema nervioso.
Los estudios se centran principalmente en la vitamina C, la vitamina E, los betacarotenos, los flavonoides, el selenio y el zinc. La relación entre estos antioxidantes y las enfermedades cardiovasculares y probablemente las cerebro vasculares se encuentra hoy en día suficientemente demostrada. Se sabe que la modificación del “colesterol malo” (LDL) desempeña un papel fundamental tanto en la iniciación como en el desarrollo de arteriosclerosis. Los antioxidantes pueden bloquear los radicales libres que modifican el colesterol malo y reducir de este modo el riesgo cardiovascular.
Por otro lado, los bajos niveles de antioxidantes pueden constituir un factor de riesgo para ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, si bien la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes disminuye el riesgo de ciertas patologías, éstos no modifican el deterioro normal que conlleva el envejecimiento ni permiten que el organismo viva más años. Solo previene el envejecimiento prematuro que ocasionan los radicales libres sobre las células y órganos; combatiendo la degeneración y muerte de las células que provocan los radicales libres.