El silicio es un mineral que ayuda a mantener la salud y belleza del organismo. Ayuda a que el cabello y la piel se mantengan brillantes, flexibles y no se resequen. Interviene en la reestructuración de colágeno y elastina, por lo tanto su carencia produce estrías por pérdida de elasticidad de los tejidos, arrugas y envejecimiento prematuro de la piel.
De gran utilidad en tratamientos antienvejecimiento. El silicio se encuentra en casi todos los tejidos del cuerpo, en las glándulas adrenales, el hígado, el páncreas y en mayor cantidad en el cabello. Este oligoelemento aporta beneficios antienvejecimiento para todo el organismo, además de ser un excelente tonificante del sistema nervioso. Otro beneficio atribuido al silicio es el de protector frente a la neurotoxicidad del aluminio. La carencia de este mineral provoca fatiga y falta de entusiasmo. El silicio da fuerza y energía. Después de una intervención quirúrgica o un desgaste físico ayuda a recuperarse rápidamente.
Interviene en la calcificación de los huesos y en la formación de las células del revestimiento vascular. Su falta afecta al tejido conjuntivo y los cartílagos, importante en las enfermedades que afectan las articulaciones. El silicio posee acción antiinflamatoria y analgésica útil en estos casos. El déficit de este oligoelemento podría provocar no solo alteraciones en cartílagos y huesos, sino también falta de elasticidad en la piel y caída del cabello.
El silicio se encuentra en especial en las partes fibrosas de los cereales, legumbres, hortalizas y frutas. Son ricos en silicio la parte más externa de las verduras verdes, las cáscaras de las semillas, el salvado, diente de león, la cebolla y los frutos secos. Entre los alimentos con más contenido de silicio se encuentra la avena que es un cereal energizante y vigorizante.
Si se tiene una alimentación basada en los anteriores alimentos, no deberían faltar los aportes requeridos de silicio. No se conoce la cantidad mínima diaria que se puede incluir en la dieta de este mineral. Lo que si se ha comprobado es que una dieta pobre en fibras, aumenta la carencia de este oligoelemento, ya que abunda en la cáscara de los cereales integrales y en vegetales.
