El nivel de colesterol LDL, comúnmente llamado “malo”, suele incrementarse después de la menopausia, generándose una mayor probabilidad de que las arterias se obstruyan. Según las investigaciones al analizar datos de más de tres mil mujeres desde el año 1996, según consta en la publicación Journal of the American College of Cardiology. “Al margen de los cambios en el nivel de colesterol, no hallamos modificaciones significativas en relación a los otros factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardio y cerebrovasculares.
Sabemos que la menopausia es uno de los mayores períodos de cambio que atraviesan las mujeres a lo largo de sus vidas, pues, al interrumpirse la protección que hasta ese momento brindaban los estrógenos, hay diferentes mecanismos que comienzan a alterarse” “Es por eso que creemos, resulta fundamental examinar y mantener bajo control el estado de los lípidos, así como también alimentarse sanamente, dejar el cigarrillo aquellas mujeres que son fumadoras o bien no comenzar con el vicio, las que no lo fueron nunca” “También es importante no ganar kilos, y para eso nada mejor que la actividad física.
Es innegable: la menopausia incrementa el riesgo de desarrollo de enfermedades cardíacas o cerebrovasculares, por lo que tenemos que estar atentas” “Nosotros analizamos todos los factores que pueden alterarse, si bien no hallamos cambios significativos en muchos de ellos, es un hecho que el colesterol total se incrementa como consecuencia del aumento del LDL o malo y de la apolipoproteína B, el portador proteínico de éste” concluyó la doctora Matthews, luego de expresar sus recomendaciones.
Dentro de los cambios generales que se producen al llegar al climaterio, el cambio de peso es uno de los principales. Generalmente, aún muchas mujeres que hasta ese momento no padecían este problema, aumentan. Esto puede no deberse a comer de más o mal, sino a una modificación en el esquema corporal, como consecuencia de la acumulación de materia grasa que va cambiando de lugar. Por esta razón, siempre señalamos que es fundamental hacer actividad física y mantener una dieta rica en frutas, verduras y fibras, así como también una dieta baja en alimentos grasos con alto contenido de colesterol que pueda acumularse en las arterias.
Más allá de las denominaciones, es importante remarcar que no existen dos colesteroles distintos, ni buenos ni malos, sino que se trata de una misma molécula. Lo que diferencia a ambas variedades, es el tipo de lipoproteínas en las cuales el colesterol es transportado por todo el organismo. El que los hace gracias a aquellas de baja densidad (LDL) se asocia con mayor riesgo de ateroesclerosis, y por ende se lo denomina “malo”. Contrariamente, el colesterol transportado por las partículas de lipoproteínas de alta densidad (HDL) está relacionado con un menor riesgo de ateroesclerosis, razón por la cual se lo llama “bueno” Las lipoproteínas de baja densidad provienen del consumo de grasa animal, como huevos, derivados de la leche y carnes rojas.