La fibra es un hidrato de carbono que constituye la materia que forma las paredes de las células de las plantas, dándoles la firmeza y textura que las caracteriza. Es por eso que sólo se encuentra en alimentos de origen vegetal.
Es importante saber que tanto el contenido como la composición de la fibra puede diferir de un alimento a otro.
Incluso, se registran diferencias en la concentración en un mismo tipo de alimento, debido a la influencia de factores como el grado de madurez, refinación y tratamiento tecnológico del producto.
Se ha demostrado que la fibra alimentaria favorece el correcto funcionamiento del sistema digestivo. Asimismo, puede cambiar el medio ambiente intestinal favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas e interferir en la formación de agentes cancerígenos.
Varias razones para consumir fibra
Muchas de las enfermedades crónicas no transmisibles de la edad adulta se relacionan con una alimentación poco saludable, que incluye un exceso de alimentos ricos en grasas saturadas, colesterol y sal, además de un bajo consumo de fibra.
La fibra tiene la capacidad de captar agua, lo que aumenta el volumen de la materia fecal y disminuye su tiempo de permanencia en el intestino, favoreciendo el correcto funcionamiento del sistema digestivo. Además, produce una mayor sensación de saciedad, contribuyendo a disminuir la ingesta de alimentos.
Otro punto importante a tener en cuenta cuando se aumenta el consumo de fibra es prestar atención al aporte de líquidos, especialmente de agua. Se recomienda beber entre 8 a 10 vasos de agua al día.