Los Hidratos de Carbono podrían Producir Arterioesclerosis

hidratos de carbono podrían producir arteriosclerosisLa medicina de nuestro tiempo reconoce la importancia de la nutrición en el origen de enfermedades cardiovasculares, especialmente la ateroesclerosis (se forman depósitos grasos en el interior de una arteria), arterioesclerosis (se endurece gradualmente una arteria) y la temible trombosis coronaria (un coágulo de sangre obstruye la arteria que irriga el corazón).

A la hora de señalar los factores responsables la teoría de moda echa todas las culpas a las grasas saturadas y el colesterol, ya que estas sustancias se han encontrado en los tapones que obstruyen las arterias. Hoy en día, sin embargo, un grupo de científicos se hace preguntas decisivas: ¿Por qué se depositan estas grasas en vez de ser eliminadas? ¿Por qué una sustancia tan útil y necesaria como es el colesterol resulta culpable de las mismas enfermedades que puede prevenir? Se piensa, con muy pocas excepciones, que la causa no es otra que el consumo excesivo de hidratos de carbono refinados como son las harinas y azúcar blancas.

Se sabe ya desde hace un tiempo que los animales alimentados a base de harinas refinadas no viven tanto como los que no reciben esta clase de nutrición, además de exhibir prontamente las señales de la ateroesclerosis. ¿Qué podemos hacer para reducir al mínimo el riesgo de estas afecciones tan mortíferas? Antes que nada debemos saber que los carbohidratos refinados sobrecargan al organismo para poder ser metabolizados, ya que son altamente artificiales, no naturales. Por ejemplo: el organismo se rebela contra el gran trabajo que ocasiona digerir la cantidad de azúcar que una persona normal ingiere al cabo de un día.

Esta sobrecarga daña las paredes de arterias y vasos sanguíneos y el organismo apela a un”parche” útil pero peligroso: el ateroma, o placa formada por grasas y otras sustancias. Los pasos a seguir no resultan complicados ni costosos:

1) Suprimir de nuestra dieta los carbohidratos refinados en todas sus formas, pasando a usar pan y harina integrales y miel, con discreción.

2) Limitar o eliminar directamente la ingesta de grasa animales saturadas y de grasa vegetales hidrogenadas ¡cuidado con las margarinas!

3) Hay medicamentos naturales que pueden prevenir la formación de ateromas, llegando incluso a disolverlos, como por ejemplo el extracto de ajo. Se ha comprobado que restablece el balance entre las lipoproteínas de alta densidad y de baja intensidad. Es capaz de disolver lentamente las placas y restablecer la elasticidad arterial.

4) Tomar todos los días en ayunas el jugo de un limón con agua, mientras que su cáscara rallada puede ser consumida junto con una ensalada o acompañando el pescado. La cáscara de limón posee una sustancia que no ha sido individualizada pero que tienen la cualidad de proteger al hígado contra cualquier sobre esfuerzo, ayudándolo a disolver las grasas.

5) Consumir abundantes ensaladas, crudas y variadas.

6) Reducir el consumo de sal.

7) Dejar el tabaco, ya que la nicotina es un vasoconstrictor importante.

Junto a estas medidas, en su mayoría dietéticas, encontraremos un complemento importantísimo en la actividad física regular y en los ayunos o semiayunos periódicos. Hay esperanzas de prevenir y aún de curar las enfermedades del corazón, siempre que actuemos bien informados y con la suficiente buena voluntad. Por empezar, no perder de vista esta verdad nutricional: los hidratos de carbono refinados son enemigos de la salud.

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