Si bien la crema solar es indispensable para contrarrestar el fotoenvejecimiento, el fortalecimiento interno en antioxidantes es otra medida a tener en cuenta, para proteger la piel y el cabello. Cuando la piel se expone al sol, utiliza sus reservas de antioxidantes para protegerse de los rayos ultravioleta. Los rayos UV activan la producción de melamina y al mismo tiempo estimulan la producción de radicales libres, los cuales destruyen los ácidos grasos de las membranas celulares y alteran los tejidos conjuntivos. De ello resulta un envejecimiento prematuro de la piel, una disminución de su flexibilidad y de su elasticidad, además de un riesgo mayor de desarrollar cáncer de piel.
Únicamente los antioxidantes son capaces de atrapar los radicales libres y proteger las estructuras biológicas de la piel y el cabello. Además de la provitamina A o betacaroteno, es importante la presencia de:
Vitamina A: interviene en los procesos de renovación celular, renueva la piel, revitaliza el cabello y está presente en los pescados grasos, la yema de huevos y la manteca.
Vitamina E: necesaria para prevenir el envejecimiento de la piel y evitar las manchas de este proceso natural. Regeneradora de la piel, el cabello, pestañas y uñas. Se encuentra en el germen de trigo y su aceite, el aceite de soja, los cereales integrales, el aceite de oliva virgen y ciertos vegetales de hoja verde y frutos secos.
Vitamina C: previene el envejecimiento cutáneo y puede obtenerse de los cítricos y verduras (pimiento, berro, espinaca).
Selenio: es un poderoso antioxidante que protege la piel y el cabello del ataque de los radicales libres. Se encuentran en concentraciones más o menos altas en mariscos, crustáceos, pescados, champiñones, ajo, cebolla y cereales integrales.
Zinc: es un mineral que promueve la formación de nuevas células y proporciona elasticidad a la piel. Previene las canas prematuras. Los alimentos con mayor contenido son: las ostras, nueces, huevos, almejas, anchoas, atún, germen de trigo, bebidas de soja, legumbres, queso y carnes magras.
Ácidos grasos poliinsaturados: intervienen en la reconstrucción de las membranas celulares, disminuyen el riesgo de inflamación de la piel durante las exposiciones a los rayos UVB, y se utilizan para el tratamiento de algunas enfermedades de la piel, como la psoriasis. Su fuente más disponible son los pescados grasos y también las nueces y semillas de lino.
Bioflavonoides: reestructuran las proteínas de la piel y el cabello. Se encuentran presentes en los frutos (naranja, limón, uva, cereza), verduras y plantas, como el té verde, mejoran la firmeza y la elasticidad de la piel, aumentando la cohesión de las fibras de colágeno y de elastina además actúan como antioxidantes.
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